lunes, 2 de noviembre de 2015

Carlos Ferreira, fundador y director de TEA (2012, trabajo junto a Pablo Ríos)

Aniversario • Enseñar y aprender lo que uno ha elegido

“Pensaba que TEA sería algo temporal”

Jamás imaginé que el sueño TEA llegaría a los 25 años. Siento orgullo por los egresados que trabajan en los medios de Argentina y el mundo.



TEA me dio la experiencia de lo que significa enseñar y aprender lo que uno ha elegido, el ida y vuelta. Aprendí a escuchar al que tenía enfrente y a sus necesidades, y me permitió tomar una de las decisiones más complicadas de mi vida como periodista: salir de los medios, que no es poco.

Recuerdo que estaba trabajando en "Clarín", y un día dije: “Me voy”, cuando la escuela no era ni el uno por ciento de lo que es hoy. Irme del diario fue toda una apuesta. Podría haber salido mal, pero nunca en mi vida vacilé a la hora de irme de los lugares en los que no me sentía bien, y es una política que me dio la satisfacción de no tener ninguna fama mal obtenida.

Las ganas por llevar el proyecto adelante aparecieron apenas la idea de TEA surgió, y fue una manera, como tantas otras, de engancharse con algo para ver qué pasaba. Personalmente, no pensaba que esto iba a transcurrir así, y que íbamos a llegar a estos 25 años, más bien pensaba que sería temporal, y que no duraría más de un año o dos. La experiencia resultó muy apasionante porque nos dimos cuenta de que lo único con lo que contábamos eran los conocimientos que habíamos recogido durante años de oficio. Nos dimos cuenta de que sabíamos más de lo que creíamos.

Imposible olvidar la primera hora de ese primer día: terminada la hora veinte en las aulas, nos juntamos los cuatro o cinco que dábamos clases en una salita, que era de la persona que administraba el lugar; nos mirábamos, pálidos, diciendo: "Y ahora, en la segunda hora, ¿cómo seguimos?". Nos daba la sensación de que habíamos dado todo. La segunda la hicimos igual: nerviosos, tensos. Era como una cosa extraña que nos superaba, pero igualmente hubo que enfrentar al mismo grupo después de ese recreo y continuar. Fue algo extraordinario, tan o más sorprendente que esa primera convocatoria que logró juntar más de 125 alumnos, cuando sólo esperábamos 30.


En el viejo edificio prestado de la calle Salta, y utilizado sólo ese primer año, estábamos frente a una generación que tenía una fuerte avidez por la profesión, ya que cursaron su secundario durante los años de oscuridad, y llegaron a la universidad ya pasada la dictadura. Tenían la intención de saber, aprender y conocer lo que no pudimos decir; y nosotros teníamos la necesidad de hablar de todo lo que nos había pasado, ya con cierta madurez.

Preparemos gente para un periodismo que va a venir” fue una de las premisas que el sueño TEA nos permitió cumplir, y es uno de mis orgullos más grandes: ver a periodistas hoy en las producciones y pantallas de televisión, en los medios gráficos de todo el mundo, ganando premios, obteniendo reconocimientos mundiales. Nosotros como directores, cada uno a su manera, sabíamos que en algún momento debíamos dejar el lugar, y si bien hay quienes continúan hasta muy grandes ejerciendo el periodismo, uno tiene que tener la generosidad de dar el paso al costado.

Algo que noté en la historia de TEA es que muchos alumnos se fueron sin recibirse, pero salieron con otra cabeza de acá. Muchos llegan para aprender algún gaje del oficio un año, año y medio, y después se van y dicen: "Ya está, esto es lo que yo necesitaba saber", y lo aplican en otras carreras. Recuerdo un muchacho cuyo objetivo era ser Jefe de Prensa de "Greenpeace" en la Argentina. Estudió y lo fue. Desde ese entonces, "Greenpeace" empezó a armar enormes movidas de prensa para llamar la atención y convulsionar las calles, y de esta manera, los medios fueron atrás de sus noticias.

El oficio fue cambiando con los años. El periodismo rápido no lo discuto; puedo charlarlo e intercambiar opiniones con cualquiera, pero me parece que bastardea mucho de la esencia que yo aprendí. Yo soy hijo de periodistas por lo cual mamé esto desde que tengo noción, por eso prefiero la lentitud. Elijo una horita de meditación para después poder sentarme a escribir la nota, y sí la tengo en la cabeza por una cuestión de oficio sale rápido, pero hacerla al revés es hacer macanas.

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Publicada en Diario Publicable:
http://www.diariopublicable.com/aniversario/843-tea.html#titulos_dash