domingo, 26 de mayo de 2019

Perfil de Gustavo Cerati, realizado en un seminario sobre Periodismo de Rock, comandado por Nicolás Igarzábal (Autor de los libros 'Cemento, el semillero del rock' y 'Más o menos bien, el indie argentino en el rock post Cromañón')


Gustavo Cerati: Aquí & ahora & siempre

El conquistador de América que pasó de Ángel Eléctrico de una vieja y refrescante Soda Stereo a ser un llanero solitario de pura Fuerza Natural.


“¡Alto!¡Cada vez más alto!”, cantaba Gustavo Cerati en “Vuelta por el Universo”, una de esas joyas musicales que contenía Colores Santos (1992) , el disco hecho a dúo con Daniel Melero, presagiando (sin saberlo) lo que su influencia crecería con el correr de los años.

Nacido en Buenos Aires el 11 de agosto de 1959, Cerati sintió desde joven una fuerte atracción por la música. Si bien Vozarrón y Savage son las primeras bandas de las que fue parte, el gran click en su historia personal fue apenas comenzado los años '80, cuando se inscribió en la carrera de Publicidad en la Universidad del Salvador. En esas clases, conoció al bajista Hector “Zeta” Bosio, quien se convirtió en su amigo y compañero de sus siguientes proyectos musicales.

Influenciados con la onda new wave, con The Police como estandarte y ya con Charly Alberti detrás de los parches, formaron el trío Soda Stereo, en 1982. La banda empezó a crecer en convocatoria no sólo por la potencia que el trío lograba en vivo, sino por la impronta de Cerati sobre el escenario. Tal era ese potencial, que el excéntrico Federico Moura, cantante de Virus, les produjo su álbum homónimo debut, en 1984. 

Mientras el primer disco tenía aires de fiesta y liberación post dictadura, la composición de Gustavo comenzó a mostrar una madurez compositiva en sus siguientes discos: Nada Personal (1985), Signos (1986) y Doble Vida (1988). De forma paralela, el grupo generó un crecimiento impensado de público en los países hispanoparlantes de América, desatando la locura de la “sodamanía”

A la hora de componer las canciones que integraron Canción Animal (1990), Gustavo Cerati volvió a sus raíces musicales: el rock argentino de los primeros años. El álbum tiene de Color Humano, Vox Dei y del Luis Alberto Spinetta (su ídolo musical), de Pescado Rabioso e Invisible. La belleza que lograron sus acordes en este disco llevó a Soda Stereo a la consagración definitiva.

Después del éxito masivo, la experimentación se apoderó del terceto Cerati-Bosio-Alberti y la banda editó Dynamo (1992). En este álbum, Cerati dejó composiciones que marcaron esa ambigüedad que lo hicieron tan clásico y moderno a la vez.

Entre nacimientos y tragedias, pasando por egos y celos, los convulsionados '90 fueron el principio del fin para Soda Stereo. Si bien dejaron su última placa oficial editada, Sueño Stereo (1995), un súmmum pop de banda consagrada, y un MTV Unplugged histórico, Comfort y Música para Volar (1996) con reversiones inolvidables, la banda anunció su separación, el 1° de mayo de 1997.

El 20 de septiembre de 1997, con un estadio de River Plate totalmente lleno, Soda Stereo hizo su último concierto y Gustavo dejó su frase final marcada para la eternidad: “¡Gracias totales!”.

El proyecto "Colores Santos" junto a Melero fue el puntapié inicial para su crecimiento en solitario. Poco tiempo después, mientras esperaba a su primer hijo y Soda entraba en un receso, Cerati editó Amor Amarillo (1993), su primer álbum solista. Cuando la banda volvió, se dedicó a ”jugar” en sus ratos libres con Plan V, un proyecto de música electrónica con músicos chilenos. Además, post Soda, formó parte de Ocio, un dúo del mismo género, esta vez junto a su amigo Flavio Etcheto.

En 1999, publicó su segundo álbum solista, Bocanada y empezó un recorrido solista que, de a poco, lo llevó de nuevo a las ligas mayores. Su tercera placa, el experimental Siempre es Hoy (2002) tuvo mucho éxito en Latinoamérica, pero fue cuando editó Ahí Vamos (2006), cuando estuvo nuevamente en boca de todos.

Tal fue el ruido que hizo que hasta Soda Stereo, viera su vuelta en el año 2007, con seis River con localidades agotadas en Argentina, otros tantos estadios llenos por toda America Latina y con un Cerati en su pleno esplendor sonoro.

El año 2009 trajo la edición de su última placa, Fuerza Natural. El folk y el country mezclados con una espiritualidad latente en su interior, dejaba a la vista su gran momento compositivo y, quizás, el pico más alto en su carrera solista. Su presentación oficial fue en el Club Ciudad de Buenos Aires, en diciembre de 2009.

Lamentablemente, en mayo del 2010, en plena gira presentando su último disco, sufrió un fatal ACV, luego de un recital en Caracas, Venezuela. Esto mantuvo al músico por más de cuatro años en coma, en una clínica de rehabilitación en Buenos Aires, hasta que finalmente un grisáceo 4 de septiembre de 2014, partió para siempre.

Gustavo Cerati supo trascender, abolir los pensamientos absurdos de la gente, que generaba rivalidades por diferencias de géneros musicales y así lograr que sus canciones se convirtieran en cantos populares. Además, algo así como un visionario o un actuario del rock,  su música logró el quiebre que cambió el paradigma del genero en América, adquiriendo un espacio masivo para quienes cantaban en habla hispana. Cerati fue un artista lleno de magia que se ganó la eternidad mucho antes de su último viaje. De todas maneras, el Flaco Spinetta lo definió mejor en un poema: “Y suena tu música en la pantalla / sos el ángel inquieto que sobrevuela / la ciudad de la furia / Comprendemos todo / tu voz nos advierte la verdad / Tu voz, más linda que nunca.”