domingo, 26 de mayo de 2019

Crítica del disco "Discutible" (2018), de Babasónicos, realizado en un seminario sobre Periodismo de Rock, comandado por Nicolás Igarzábal (Autor de los libros 'Cemento, el semillero del rock' y 'Más o menos bien, el indie argentino en el rock post Cromañón')


BABASÓNICOS: DISCUTIBLE (2018)

Sí, otra vez. Son ellos, los camaleones del rock local destilando sonidos nuevos. Babasónicos llega al último tramo de esta década con uno de los mejores discos de la misma.  



    
 ¿Es para tanto? Sí, porque Discutible tiene de todo. Quizás al fan más ortodoxo le cueste entenderlo porque siente cada vez más lejanos aquellos felices años ’90, y a los fans de principio de este siglo también es posible que no sepan digerirlo ya que no parece tan jinglero. Pero cuando se lo escucha varias veces, aparece en escena una dupla perfecta de experiencia y experimentación, donde las máquinas tienen el papel principal, y las canciones empiezan a quedar en la cabeza de uno. 

     El cantante de la banda, Adrián Dárgelos comentaba previo a la salida del álbum la depresión y lo sospechoso que le resultaba este porvenir incierto en la sociedad. Por esa razón y en respuesta a todo eso, el disco apunta a la gente que se preste a debatir y criticar la sociedad actual, los medios de comunicación y hasta el (nefasto) gobierno de turno, sin dar nombres pero diciendo mucho.  

     Los diez temas que componen la placa son distintos entre sí pero mantienen siempre el mismo hilo conductor: la discusión.  La primera que conocimos (y que, además, abre el disco) fue “La pregunta”, canción que empezó a sonar en las radios locales a mediados del año pasado y que muchos no comprendían. Sus cinco minutos de duración siendo corte de difusión parecía un suicidio masivo, pero con su letra atrevida, sus coros pegajosos y su final a lo Depeche Mode, se terminó familiarizando con el público del grupo. 

     Mientras los minutos corren, el disco va cambiando de etapas, y la modernidad es la primera en llegar. Mientras el vocoder es el caballito de batalla de “Ingrediente”  y “Bestia Pequeña” tiene su base en un falso trap, “Trans-Algo” atesora en su letra un mimo a los transgeneros, plantando bandera de un asunto que ya está en boca de todos.

     La parte literaria del álbum se puede notar en canciones como “Partícula”, donde la letra usa un lenguaje que sólo Dárgelos podría darle vida en canciones de rock, y “Adiós en Pompeya”, una balada romántica, con  cierto sonido setentoso. 

     Para el final, la rabia estalla en canciones como “Teóricos”, una especie de “Camarín” (perteneciente a Jessico) moderna con ciertos palos al periodismo; “Cretino”, un tema de rock de guitarras salvajes, con un video por demás provocador; “Orfeo”, un bajo demoledor acompaña al grito de guerra lleno de críticas hacia la sociedad actual, y “Un Pálpito”, un pseudo Dios, made in Lanús, que viene a cambiar el mundo, desterrando el egoísmo. 

     Discutible no sólo es el decimosegundo disco oficial de Babasónicos sino también,  un trabajo  hecho con paciencia y sin apuros (tardaron un año en hacerlo).  Esta placa es el claro ejemplo de que Babasónicos es una de las bandas más importantes de las últimas décadas ya que podría pasar otro lustro más sin editar nada nuevo, que van a volver al ruedo, con un disco imprescindible que no puede faltar en tu discografía. De eso se trata la historia de la banda: aparecer, hacer saltar la banca, barajar y dar de nuevo.