lunes, 22 de agosto de 2016

Daniel Melero - Usina del Arte - 10 de Agosto de 2013 (No Publicada)

Allá por el 2013 me mandaron a cubrir el cierre del festival Rock de Invierno, en la Usina del Arte. Por cuestiones de tiempo, la nota no salió publicada. Una pena porque fue un show inolvidable de Daniel Melero. Una gran muestra de su rica discografía en un auditorio maravilloso que tiene la Ciudad de Buenos Aires. Revisando mis archivos, encontré lo que había escrito, y me pareció interesante poder compartilo en un medio como éste, más allá de que hayan pasado algunos años.


La Gran Bestia Pop

El histórico Daniel Melero le dio un cierre de oro al festival de invierno realizado por Geiser Discos y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el moderno y elegante edificio, donde hoy funciona la Usina del Arte, en el barrio de La Boca.

 

   Llegar hasta el lugar podía ser una verdadera travesía si no conocías la zona, ya que la calle Don Pedro de Mendoza tiene un singular recorrido en toda su extensión. La ex Compañía Italo Argentina de Electricidad quedó totalmente renovada y ya se podía notar apenas se cruzaban las rejas de la entrada. Adentro, paseaban y convivían distintos personajes de la escena Indie argentina, viendo vinilos extranjeros (que valían fortuna), cd’s, encendedores, púas con dibujos y hasta remeras que sobraron en recitales masivos, ya sea de bandas de afuera o nacionales, a tan solo 50 pesos. Igualmente, lo más freak, se podría considerar al stand de los chicos de las peluquerías Prana, que te invitaban a usar esos raros peinados nuevos, patrocinados por Rey Momo (y no se trataba del cierre de campaña del candidato Momo Venegas, sino de la marca de espuma que se usa en los carnavales).

   “Y en esta maldita memoria, voy a guardarte un lugar porque no voy a olvidarte más... jamás”, cantaba el líder de Viva Elástico cerrando su presentación con el auditorio Geiser a sala llena, siendo una de las bandas más festejadas del festival. Post show, si bien sonaban otras bandas había que ir a hacer la (extensa) cola para el Auditorio General para conseguir una buena ubicación, donde el prócer no reconocido masivamente del rock nacional cerraría la noche con su show particular. Los carteles en la entrada mostraban la leyenda: “Ni Brooklyn ni East London... Buenos Aires Ciudad Indie”, así que previo a Melero, ya uno podía asegurarse que lo que iba a ver en instantes no era casualmente lo que suena en la radio.

Con algunas chicas como organizadoras, que como en un cine te indicaban donde sentarte, la sala se llenó y a las 21:52 (más puntual imposible, sabiendo que debía salir a las 21:50) Daniel Melero salió en acción con sus clásicos anteojos, un pantalón violeta y un saco para la ocasión, respaldado por su espectacular banda. Sobre el gigante escenario, había espacio de sobra para los músicos, y sumaba muchísimo una escenografía que no tenía mucho más que dos esculturas que colgaban del techo, pero que con el juego de luces que se mostraron en todo el show, dio una sensación de bienestar.

   “La sed” fue el primer clásico que sonó en la noche, del inolvidable Travesti, de 1994, seguido por “Sangre en el Volcán”, de Los Encargados, aquella banda ochentosa de tecno que supo llamar la atención del panorama musical de la época, y hasta teloneó a Riff (aunque los heavy los trataron muy mal en aquel épico show).

   “El tiempo que pasó no se repetirá jamás, y en cada estación no habrá un día igual: Todo cambiará”, prometía la bella y especial “El mundo será nuevo”, del disco Vaquero, de 2001, quizás el álbum con las letras más lindas del músico nacido en Flores a mitad del siglo pasado. Luego sonaron la electrónica “La forma del deseo” en una versión impresionante de Cámara, seguida de “Por el Río”, de su último álbum Supernatural, y Melero se mostró impresionado, diciéndole al público: “Sí, son ellos”, asegurando que la banda suena así de manera sideral gracias a que tiene buenos músicos que interpretan a la perfección sus canciones.

   Una furiosa “Rápido expreso Moreno” y una siempre linda “Amazona” fueron la antesala del momento más romántico y meloso de la noche: luego de que los músicos se retiraran del escenario, exceptuando quien tocaba los sintetizadores que se hizo cargo del piano y de Melero que se quedó a cantar,  tres canciones de esas que estimulan los sentimientos sonaron para deleite de los que se hicieron presente en el Auditorio. Primero “Quiero estar entre tus cosas”, segundo “Descansa en mis brazos”, en una versión en que demostró que le sobran dotes musicales al pianista, y al final, la super dedicable “Nena mía”.

   Una espera de algunos minutos fue para que se hicieran presentes todos por un Bis, que se retrasó aún más ya que el tecladista llegó después y entre risas Melero aseguró: “Es la primera vez que se retrasa todo y no es por mí”. Para el final sonaron “Amor difícil”, y “Líneas”, un clásico del disco Silencio, el único álbum oficial de Los Encargados. El frontman se despidió saludando a su público, los músicos se quedaron tocando hasta que desaparecieron de escena, para luego dejar a los instrumentos sonando solos con efectos que elevan la mente a viajar al más allá.

   Daniel Melero cerró esta edición del nuevo festival de invierno que propone la ciudad, demostrando que es un músico que “sea del palo que seas”, hay que respetarlo. Ya no quedan dudas que no solo fue aquel personaje excéntrico de los años ochenta líder de Los Encargados, ni el que trabajo con Soda Stereo en sus discos más importantes, ni tampoco fue solo el padrino de grandes bandas alternativas de la escena de los años 90’s. Es uno de los pilares de la escena under nacional, y en shows como el de ayer, muestra que musicalmente ser tendencia y modernidad, siguen siendo los adjetivos que mejores le quedan.