-Como siempre que vuelve la banda, alguien me invita a tocar y
reaparece (risas). Desde hace más de cinco años estoy haciendo temas de
forma constante, y cuando siento que está bueno, los paso a DJ’s amigos,
para ver qué les parece. Así fue como Dany Nijensohn (DJ) me preguntó si no tenía ganas de tocarlos en vivo y me ofreció una fecha, porque le había gustado mucho.
-Además, te asociaste con Julián Gómez, quien fuera operador de sonido de los shows de Fuerza Bruta.
-La verdad es que siempre necesito un socio: estoy todo el tiempo con tantas bandas, que un socio operativo no está mal, y con Julián nos llevamos perfecto. Me la paso pensando y paseando en mi mente, y él está ahí, con las máquinas, tantos años en Fuerza Bruta le dieron un training
espectacular. Empezamos a trabajar en el disco hace un mes, y ya casi
lo tenemos. Son ideas que él tenía por un lado y algunas mías viejas,
que tenía por el otro. Esa suma termina en lo nuevo de Audioperú.
Lo que también está buenísimo es que será inclasificable: no es dance,
tecno, Pop, no es nada. Es medio cocoliche y eso me inspira.
-¿Tienen pensado editar el disco en formato físico o lo van a subir a la web?
-No
estoy de acuerdo con eso de subirlo a la web. Lo haremos en formato
físico, y ya estamos en contacto con un amigo que tiene un sello de
electrónica para que salga por ahí. El título será I´m your Mother, aunque es un nombre viejo, que lo tengo pensado desde 2004. ¡Tenía el nombre y me faltaban los temas! (Risas).
-¿Por qué no estás de acuerdo con la carga de canciones a la web?
-Porque
me parece que es perder el tiempo. En primer lugar, creo que el vinilo
volvió con todo y hoy la gente empezó a valorar lo que es el arte de
tapa y esas cosas. El disco físico sigue siendo una carta de
presentación, tiene su estética, un concepto en el orden de temas. No es
subir y me voy. Por ejemplo, cuando arranqué con RR Orquesta, pasaba los temas personalmente a quienes querían escucharlos. A la web los subí una vez que tenía un vídeo hecho.
-Audioperú vuelve con dos fechas confirmadas, ¿cómo las vienen preparando?
-¡Mirá que preparada estará que sólo tenemos una! (risas). Son dos
fechas diferentes. La primera es un poco más sencilla, porque somos
parte de la fiesta, pero vamos a estar haciendo muchos temas nuevos. En
cambio, en le fecha de abril, como Julián es un capo
con los vídeos, proyectaremos distintas imagenes para cada canción. No
es nada nuevo, pero es algo decorativo, para no sólo ver a dos boludos
parados (más risas).
-Hablaste antes de RR Orquesta, otro de tus proyectos, pero en formato de banda. ¿Cómo surgió?
-En realidad no iba a ser ni un grupo. Un verano me encerré a
componer canciones e hice la mayoría que integran el repertorio de la
banda. Buscaba un cantante, pero mi ex pareja me insistía en que yo
tenía que cantar. Lo terminé llamando a Joaco (Franco, ex baterista de Adicta y Maldonado) como 6 meses después, y le dije estabamos listos para grabar un disco, a lo que preguntó quiénes y le respondí: “Vos y yo” (risas).
-Pero él no tenía idea de qué se trataba.
-No, yo le decía que eran unas canciones tecno pop. Empezamos a demear, ver lo qué faltaba, y así lo llamamos a Ale (Kaufmann, ex tecladista de Adicta)
para que nos de una mano. Cuando se empezó a correr la bola que tenía
una banda nueva, me invitaban a tocar de todos lados, ¡y todavía no
estaba armado nada! (Risas). Después se sumó Juli (Horita, ex guitarrista de Adicta y Maldonado) que quiso participar grabando unas guitarras. Luego de eso, le dije: “¡Dale Juli, tenés que tocar!”. Pero él no quería tocar la viola, así que terminó siendo parte del grupo, pero en el bajo.
-Al tiempo incorporaron a otro guitarrista.
-Todo
se dio como un rompecabezas. No era algo serio, era más bien para
despuntar el vicio, pero se transformó en algo que queremos mucho. Somos
casi Adicta, pero dado vuelta e invertidos,
cambiándonos los roles. Realmente, ellos son los mejores músicos con los
que toqué, y si hago algo, quiero hacerlo con ellos. Ya nos conocemos.
Para que se den una idea, ensayamos una vez al mes.
-¿Una vez al mes?
-Sólo
nos vemos una vez y suena así. Para nuestra última fecha, ensayamos la
noche anterior. Es algo muy parecido, a lo que me pasa con Julián Gomez.
Si bien hacemos retoques y agregamos cosas, recién la semana pasada nos
juntamos para armar el set. La música me gusta de una forma más
oficinista: voy, hago mi trabajo y ya está (risas). Aunque me la paso
pensando en ella y en sus formas, detesto ensayar. No puedo creer la
gente que ensaya cinco horas... Yo disfruto mucho del show.
-En RR volviste a cantar, algo que no sucedia desde Victimas del Baile, banda que tuviste en los 90. ¿Lo disfrutás?-Al
principio, no. Me sentía muy inseguro y nervioso antes de cantar. Sin
embargo, luego de unas presentaciones que hicimos en el verano, un amigo
me pasó videos y me gustó el resultado. Después de eso me terminé de
relajar. Otra particularidad, es que antes idealizaba todo para el tono
de Toto (Adrían Nievas, ex cantante de Adicta) o de Fede (Hoffmann, ex
cantante de Maldonado) y ahora hago las cosas para mi. Entonces,
compongo otra clase de melodías, y eso es un acierto genial.
-¿Tenés pensado editar un disco nuevo con la banda?
-Sí, y la idea es editarlo pronto. Se retrasó un poco porque estuve
produciendo otras bandas, y no me alcanza el tiempo físico para todo.
Le doy el tiempo que puedo dedicarle, pero ya los temas están grabados y
hasta algunas canciones masterizadas.
-Y si tuvieras que resaltar algo de RR que te agrede mucho, eso sería...
-Me gusta cuando la gente viene a los shows y no sabe qué fucking cosa verá: son los mismos Adicta,
pero la música es totalmente diferente. Eso sorprende, a muchos para
bien, y a otros para mal (risas). Lo bueno es que no pasa desapercibido.
-Antes nombraste a Adicta, banda fundamental del Rock
nacional de las últimas décadas de la que fuiste parte, dentro de poco
van a editar un documental (Nuevo Rock: Adicta, el documental, por Alejandro Barrios), ¿qué sentís que hagan un trabajo así dedicado a la banda? ¿Estuviste involucrado en él?
-La
idea venía desde antes de la separación del grupo, aunque al director
se le estaba haciendo muy difícil conseguir material fílmico. Y encima
yo un día lo llamé y le pregunté como venía, y le dije que si quería
hacer una entrevista y grabar, que se venga ya que estábamos haciendo
nuestro último ensayo. Nuestro final fue muy repentino, y al principio
no me creía. Así que esa misma tarde, se tuvo que venir a la sala,
porque no iba a haber otro momento. Si bien no tuve que ver
directamente, mi ex pareja donó todo su material de vídeos para el
documental, que filmó durante años. Tuve la suerte de verlo terminado, y
me parece un trabajo muy digno. Es una buena síntesis de lo que fue Adicta,
el momento en que salió y todas esas bandas que emergieron en esos
años, buscando un sonido nuevo. Realmente hay material muy interesante
donde se hacen pantallazos a la época, con unas entrevistas a distintas
personas que aportan datos buenísimos.
-Adicta se separó
en dos recitales muy extraños a principios de 2012. ¿Crees qué el show
del 30 de junio de 2015 fue el final que la banda necesitaba?
-Me
arrepentí mucho de esos shows que dimos. Me quedó una sensación
horrible, pero son equivocaciones que a veces se cometen. Personalmente
siento que era un show que me debía. Más allá de que lo hicimos por una
causa noble, el sabor amargo que tenía por haber hecho esas dos fechas
desastrosas, nos merecíamos hacer algo a la altura de lo que éramos:
tocar y sonar como solíamos hacerlo. Lamentablemente, el motivo fue algo
muy triste, muy dark.
-¿Cómo fue el armado de la fecha?
-Cuando
yo lo planteé con los chicos del grupo, les dije que lo que hiciéramos
esa noche tenía que ir para adelante y ser una fiesta, porque íbamos a
festejar la música. El tributo de esa noche no sólo fue para Toto, sino también para Adicta,
porque la banda merecía un cierre así. Nunca imaginé la magnitud que
iba a tener esa fecha. Mi idea inicial era hacerla en La Cigale, para
ver si iba gente. Ahí me empezaron a decir que estaba loco, y yo
interiormente me preguntaba: “¿Quién va a ir, si la banda no existe hace
cuatro años?”. Hasta que me convencieron de que tenía que ser en un
lugar más grande, y Niceto Club nos dijo que sí. A los
pocos días me llaman que las anticipadas ya estaban casi agotadas y me
sentí muy bien por saber que se hacía una fecha por una causa tan
linda. Con Joaquín nos pusimos a organizar todo, y por suerte nos salió
bien. Fue muy difícil organizar a tantos músicos, con sus tiempos, los
nuestros, y coordinarlos en 26 canciones, junto a la banda sonando en
vivo. Por suerte en la prensa, apareció Diego Spektor a darnos una
mano, pero llegamos bastante desbordados al show.
-Participó mucha gente.
-También se nos hizo
complicado decirles a músicos amigos que no, porque eran muchos los que
querían participar y eran mandarles mensajes personalmente para pedirles
disculpas, pero que nos entendieran. Superó todas mis expectativas y
salió mejor de lo que me imaginaba. Creo que fue un gran cierre, y fue
el cierre. Lo de Niceto fue muy memorable y quedará por siempre.
-Siempre
que vuelvo a esa noche, me acuerdo de una frase tuya en el final del
show: “¡No dejen que les vendan basura! En este mismo momento, hay miles
de bandas nuevas a punto de nacer”. Es una frase que dijiste de una
manera, pseudo enojado, ¿la seguís sosteniendo?
-Cuando veo
los carteles de bandas de afuera, que llenan lugares, y le dan tanta
movida, me hace sentir que el argentino es un poco snob, como que si es
de afuera, es mejor. Y eso es muy triste para un pueblo. Veo las bandas
que nacieron en los 2000, y que ya no están más, y me duele. No existe
más Adicta: ¡Qué porquería!; ni Victoria Mil (VM): ¡Qué bajón!; ni Los Látigos:
¡Horrible! Eso pasó porque no tuvieron el apoyo del público. Hoy ponés
un disco de Victoria a alguien nuevo en el ambiente, y el tipo te dice
que está buenísimo, porque suena actual. Y la banda, no llevaba ni 100
tipos. La gente no tiene ni idea lo lindo que es ver el crecimiento de
una banda. Formás parte de algo. Hoy en día no existe un movimiento en
sí que represente a ciertos grupos, pero sí hay bandas muy buenas. Me
llegan constantemente demos de cosas interesantes, pero que ni siquiera
pueden tocar en los circuitos de bares, ¡porque tendrían que pagar!
-¿Y cómo ves esta actualidad?
-Me gustaría que en la gente surja el espíritu de busca. Cuidar a tus artistas, te hace rico culturalmente. Yo soy fanático de Noel Gallagher, porque el tipo es un genio, pero también lo soy de VM, porque también son genios, y Migue Castro
(cantante de VM) es uno de los mejores letristas que dio este país.
¿Por qué no lo nombran o lo ponen a la altura de (Luis Alberto)
Spinetta? Comprás una revista y es toda gente mayor de 50 años, ¿nunca
va a haber artistas nuevos? Es una pregunta que me hago siempre. Cuando
se mueran todos estos genios que están hoy, ¿quiénes son los que le
siguen? ¡Dónde está el recambio? ¡No hay! No es apocalíptico lo que
digo, pero es muy raro. A principios del 2000, uno podía ir a ver a Fantasmagoria, otro día a Miranda!, o a Los Látigos.
Había una efervescencia de bandas buenísimas. Y hoy están, existen
bandas así, pero no pueden tocar. Cromañon realmente mató el under y por
lo menos van a pasar 10 años más para que se reconstruya. Entonces, el
día de mañana va a haber una generación que no tuvo underground. Tampoco
va a sentir ese fulgor de bandas en el nuevo milenio, ni tampoco lo que
generaron en los 90’s bandas como Los Brujos, Babasónicos o El Otro Yo,
que son grandes bandas porque le dieron la oportunidad para que lo
sean. De los 2000, después de la tragedia, abajo todo el mundo. Sólo
sobrevivieron Miranda! y Babasónicos,
pero porque ya llevaban más gente para sostener los malos tiempos. En
síntesis, y retomando la anterior pregunta, yo quise decirle a la gente:
“Nosotros no existimos más. Vayan a ver a otra banda nueva”.
Pensando internamente, que quería que todo el público que fue a vernos,
se lo pudiéramos pasar a una banda emergente. Yo amo la música y mi
deseo, era ese.
-No puedo evitar preguntarte por Toto, quien fuera tu gran socio musical y un amigo. ¿Cómo lo recordás?
-Como un cabrón consigo mismo y como alguien que no se tendría que
haber tomado todo tan en serio. Nosotros nos llevábamos realmente bien,
nos reíamos de las mismas cosas y eramos muy ácidos. No tengo otro amigo
así, y eso extraño mucho. Tener una banda es un matrimonio, en el que
un día lo amás, al día siguiente querés matar a la otra persona, pero
con él nunca nos llevamos mal, y eso es muy raro. Como también lo era
que dos personas en una banda sean los líderes. Pero nosotros éramos dos
que pensaban como uno: lo que decía uno, el otro le respondía con un
“sí”.
-Terminaste hablando de él en presente.
-Sí,
porque aunque no está físicamente, lo tengo siempre en mis
pensamientos, en el día a día. También me acuerdo de sus guachadas
(risas). Yo no soy de de idealizar al que se fue, como si fueran un
ángel. Uno es con sus cosas buenas y malas. Tenía una personalidad muy
fuerte y visceral. Y si bien lo que pasó fue trágico, no hay manera de
juzgarlo. Tengo un buen recuerdo de él. Lo único que no hago, es
escuchar Adicta. Eso no me copa.
-Estás entre muchos proyectos y discos nuevos a editar, ¿qué más te gustaría hacer?
-Siendo
muy sincero, vivo el día a día. Soy de ambiciones cortas y no soy de
soñar. Hoy me levanto, tengo que hacer esto. Mañana, no sé. Obvio que
quiero que salgan los discos. Pero hoy en día… (piensa) creo que estamos
subidos a un pony que anda (risas). Cuanto resista, es hasta donde
llegaremos. No quiere decir que no sea totalmente meticuloso en todo lo
que hago, pero vivo hoy, no pienso en el futuro.